La subsistencia y prosperidad de cualquier territorio está ligada inseparablemente a sus recursos económicos. Por supuesto, Malvinas no es la excepción y así lo explica el secretario de Pesca de las islas, John Barton, quien en diálogo exclusivo con Buenos Aires Herald destacó el papel crucial de la pesca para las arcas kelper (Ambito.com 1 de abril de 2012).
“Habría sido un lugar mucho más pobre sin la pesca”, sostiene Barton mientras resalta que la administración británica de las islas realiza esfuerzos para la conservación de los recursos, con miras a que sea sostenible en el futuro.
Barton defiende las licencias de pesca a 25 años que la isla otorga y que fueron la causa de que se rompieran los acuerdos con la Argentina a través de los cuales se realizaban trabajos conjuntos en esa materia. Sin embargo, aboga por retomar la senda del diálogo común y aunque estima “difícil” establecer parámetros para explotar la zona en forma compartida pide “dejar la política en el asiento de atrás”.
A continuación la entrevista completa a John Barton:
Periodista: ¿Cuál es el potencial económico de la industria pesquera de las islas?
John Barton: La pesca le genera a la industria unos 200 millones de euros al año. Es la actividad que más ingresos le genera al gobierno de las islas y es el mayor sector de nuestra economía. Los recursos se explotan al máximo por lo cual cualquier crecimiento debe ser obtenido a través de un valor adicional sobre los productos actuales.P.: ¿Qué rol jugó la industria pesquera en la historia de Malvinas?
J.B.: La industria pesquera y la pesca han sido cruciales en el desarrollo actual de las islas. Tras la guerra de 1982 el gobierno británico generosamente colaboró brindando ayuda económica para desarrollo y rehabilitación en las islas. En los años que siguieron a la guerra, la recaudación del Gobierno de las Islas Malvinas (GIM), obtenido de impuestos y todas las otras fuentes de ingresos, era de aproximadamente 4 millones de libras por año. La recaudación que obtuvo el GIM a través de la venta de licencias pesqueras – cuando se instaló el régimen de la industria pesquera en 1987 – tuvo un promedio inicial de 25 millones de libras anuales. Esta cifra a caído recientemente pero el promedio a largo plazo se mantiene en 20 millones anuales. Esto ha sido vital en términos de mejoras en infraestructura y calidad de vida; mejores instalaciones en áreas de medicina, educación, comunicación y transporte, y en la creación de riquezas en general. Actualmente hay actividad relacionada a los hidrocarburos. Sin embargo, durante la mayor parte de los 30 años que transcurrieron desde la guerra, la pesca ha jugado un rol muy importante en la prosperidad de las islas. ¡Habría sido un lugar mucho más pobre sin la pesca!
P.: ¿De qué forma ha afectado a la industria pesquera de las islas el “bloqueo económico” en la región?
J.B.: Nosotros entendemos que tanto Chile como Uruguay han dejado claro que no quieren formar parte de ningún bloqueo económico. Han indicado que apoyan la posición argentina de no permitir que barcos de Malvinas identificados con banderas de las islas tengan acceso a sus puertos. Sin embargo, a nuestro entender, es que si los barcos llevan la bandera británica pueden acceder a los puertos normalmente. Es totalmente legítimo que un barco de Malvinas utilice una bandera británica. Incluso muchos siempre se han manejado de esta forma. Las declaraciones relacionadas al acceso a los puertos han causado cierta incertidumbre. En consecuencia, la mayoría de los barcos pesqueros que llegan a Malvinas para desarrollar la actividad pesquera simplemente han decidido evitar acceder a puertos en Sudamérica. Esto causa ciertas “molestias” y genera costos adicionales para la industria, pero no causa que esta se detenga.
P.: ¿Posee algún plan de contingencia para tratar de reducir los efectos del “bloqueo” en las islas?
J.B.: Como dije antes, consideramos que esto es un “no-bloqueo.” En todo caso la industria pesquera está acostumbrada a trabajar en zonas remotas del planeta. Hay planes para mejorar la infraestructura del puerto de Malvinas, lo cual traería beneficios a la industria pesquera.
P.: ¿Se puede sostener la industria pesquera de las islas a través del tiempo?
J.B.: En 2012, la industria pesquera de las islas cumple 25 años de actividad. Esto representa un periodo de tiempo significativo, particularmente para algunas de nuestras pescas más importantes, que incluyen dos especies de calamar, ambas con un ciclo vital de un año. Durante esos 25 años hemos hecho ajustes y hemos reducido esfuerzos en la industria a medida que vamos conociendo más sobre los recursos, y para asegurarnos de que cumplimos con nuestros objetivos de conservación del medio ambiente.
Controlar especies que poseen un corto ciclo vital como los calamares tiene sus dificultades, además de que poseen una volatilidad natural. También pueden ser afectados por el cambio climático u otros factores. Nuestra forma de manejarnos se basa en asegurar la sustentabilidad a largo plazo para las futuras generaciones y podríamos decir que nuestros resultados durante los últimos 25 años reflejan que hemos tenido un éxito razonable.
P.: ¿Está de acuerdo con quienes opinan que la región está siendo “sobreexplotada”?
J.B.: Toda complicación relacionada con cualquier sobreexplotación generalmente está relacionada con el “stock compartido” entre Argentina y las Malvinas, y el “stock extendido”, referido a los cardúmenes que se encuentran dentro la zona de conservación pero que también se extienden hacia altamar, más de allá de las 200 millas que componen la zona. La mayoría de la pesca en Malvinas técnicamente puede ser considerada “stock compartido” (con Argentina). La única excepción puede ser el calamar Loligo.
La Polaca es el típico tipo de pez compartido, y ciertamente ha sufrido una sobrepesca. Su pesca ha disminuido tanto aquí como en Argentina. Este es uno de los tipos de pez que ha estado en la agenda de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS).
La CPAS recomendó que su pesca no debería exceder las 50.000 toneladas, por lo cual su pesca en Malvinas se limitó a la mitad de esto: 25000 toneladas. Sin embargo, Argentina siguió pescando a niveles aún más altos, por lo cual su pesca superó las 50.000 toneladas recomendadas y el stock se ha visto reducido significativamente.
La CPAS (Argentina y Gran Bretaña con participación de Malvinas) tuvo un rol constructivo en la conservación de la pesca regional por quince años desde 1990 a 2005. Había intercambio de información con respecto a los principales recursos compartidos. Había cruceros de trabajo científico conjunto. También se hacía análisis científico del stock y acción de conservación coordinada en conjunto. Las cosas no siempre funcionaban a la perfección, pero aún era mucho mejor que no tener ningún tipo de cooperación para conservar la pesca. La cooperación con el proceso de la CPAS fue suspendida por Argentina en 2005.
Con respecto al stock extendido, el calamar puede ser el mayor recurso en la región sudoeste del Atlántico en algunos años. Se pesca en las Malvinas, en Argentina y en altamar. La pesca se vuelve excesiva en muchos años. Como consecuencia la pesca sufre de sobreexplotación un año y de exceso de stock en otro. El recurso está en riesgo y adicionalmente las ganancias de los pescadores, tanto aquí como en Argentina, son sólo una fracción de lo que podrían ser.
La CPAS podría haber sido un escalón más hacia una organización de administración regional dedicada a controlar el stock extendido. El sudoeste del Atlántico es una de las pocas grandes áreas oceánicas del mundo que carece de tal organización.
P.: ¿El gobierno de Malvinas estaría dispuesto a considerar en el futuro una explotación conjunta del área de pesca?
J.B.: La industria pesquera de Malvinas está sometida a planes de pesca a largo plazo, de acuerdo a la productividad de los recursos, y sospecho que lo mismo aplica para la pesca argentina, lo cual puede causar dificultades con algunos conceptos relacionados a la explotación conjunta.
Las posibilidades de las industrias pesqueras de Argentina y Malvinas podrían mejorar inmensurablemente resucitando y desarrollando el CPAS. Ese proceso aseguraría que los recursos se manejan de forma sustentable para los pescadores tanto de Argentina como de Malvinas, lo cual los ayudaría a aumentar las ganancias y la estabilidad en la industria. También ayudaría a ambas partas a lograr un consenso en temas relacionados al stock extendido, como el calamar pota.
Esto no significaría que barcos argentinos podrían pescar en nuestra región ni que nuestros barcos podrían pescar en la zona de pesca argentina, pero de todas formas podría tener muchos elementos de explotación conjunta.
En un mundo ideal la situación política podría pasarse al “asiento de atrás” y dejar que quienes manejan se enfoquen más en temas de conservación de recursos compartidos y en algunos de los beneficios económicos.
A pesar de que es difícil pensar que esto puede pasar dado el clima actual, podría ser posible que la pesca realizada aquí por barcos de Malvinas fuera procesada por una planta procesadora de pescado en Argentina, por ejemplo.
En 1988 el delegado negociador argentino con el Reino Unido el embajador Lucio García del Solar había considerado irrelevante la pesca en las negociaciones destinadas a recomponer las relaciones con Inglaterra. En 1989/90 se aprobarían los Acuerdos de Madrid I y II donde el gobierno argentino liberó en los hechos la pesca de todo reclamo. En 2009 publicamos nuestro libro “Malvinas. Biografía de la Entrega. Pesca la moneda de cambio” donde desnudamos esta claudicación, que luego sería la principal forma de consolidar a los británicos en Malvinas. Se lo explicamos a todos los funcionarios desde entonces, hasta el Secretario de Malvinas Guillermo Carmona, sin éxito. Por ello, los británicos que ilegalmente ocupan Malvinas extraen a través de licencias otorgadas a buques extranjeros (españoles, británico-españoles, coreanos, taiwaneses, etc. 250.000 toneladas anuales de recursos pesqueros con lo que sostienen toda la administración de las islas.
Mientras eso ocurre, la diplomacia argentina, intenta reiteradamente negociar con los británicos, cuestión que estos no harán, porque no están allí para cuidar de los isleños implantados, sino para permanecer en una región, desde donde controlan el paso a los oceános pacífico, índico y el acceso a la Antártida. Se requiere terminar con la migración de los recursos pesqueros a Malvinas.
Dr. César Augusto Lerena
Experto en Atlántico Sur y Pesca
Ex Secretario de Estado
2021