Cesar Lerena

VUELTA DE CAMPANA A LOS FRESQUEROS LANGOSTINEROS Y A LA INDUSTRIA NACIONAL (PARTE II)

Nos referimos en la anterior entrega, a la arbitraria Resolución del Consejo Federal Pesquero Nº 7/2018 que, de aplicarse, podría ser el certificado de defunción de los buques fresqueros langostineros, y con ello, la eventual transferencia de nuevos cupos a los barcos congeladores, con la consecuente pérdida de mano en las industrias en tierra.

Esta norma es claramente discriminatoria porque, si tuvo como intensión reducir las capturas, no es equitativa, teniendo en cuenta que durante 2017 las capturas entre ambas flotas fueron similares, ya que los fresqueros capturaron el 54% y los congeladores el 46%; técnicamente infundada, ya que no existen diferencias de calidad entre cajones que contengan 17 o 15 kg. de langostinos, si estos se mantienen con el porcentual de hielo indicado y su manipulación se hace en forma adecuada e, irresponsable por parte del del CFP, porque puede producir un serio quebranto económico a unos cien buques fresqueros y, paralelamente, pérdida de ingresos a las tripulaciones, estibadores y procesadores en tierra, a par de eventuales conflictos laborales en la discusión de las nuevas tarifas de estos cajones de menor peso.

No puedo dejar de pensar, que esta eventual transferencia de toneladas al sector congelador, podría ser la apertura de nuevos negocios a buques extranjeros o a las empresas concentradas, ya ocurrió en años anteriores, bajo pretexto de contar con supuestos excedentes pesqueros, donde unos pocos pícaros hicieron pingües negocios en perjuicio del conjunto de la actividad, las empresas, los trabajadores y las ciudades que se desarrollaron en base a la pesca.

Y nos preguntamos ¿Cuál sería el aporte del sector congelador ante esta cesión de los fresqueros?      

Esta transferencia, viene ocurriendo desde hace muchos años y, es conocido que hacia 1976 la flota no costera estaba compuesta por 113 buques fresqueros y 10 buques procesadores congeladores; es decir, la relación era de 92% y 8% respectivamente. Este porcentual se ha venido revirtiendo en forma notable y, en la actualidad ambas flotas están en el orden del 50%. Ello, ha producido una importante reducción de la mano de obra total, teniendo la particularidad en el caso del langostino, de que la explotación por parte de los fresqueros es en su gran mayoría (71%) a través de buques costeros y de rada, lo que permite una mayor distribución del recurso del Estado y, el saldo restante, con buques de altura que procesan el producto en tierra, con la consiguiente mayor ocupación.

Para todas las ciudades, pero para las empresas y los trabajadores de Mar del Plata, es muy importante agregarle valor al langostino en tierra.

Al pésimo manejo del recurso por parte del Consejo Federal Pesquero, incluido el dictado de la referida Resolución, se agrega la autorización de nuevos permisos y, la incapacidad de sus miembros -pese a la integración en este cuerpo de representantes de las provincias del litoral marítimo patagónico- para armonizar la explotación del recurso y, terminar con todas las prácticas depredadoras, relativas a pescas ilegales, descartes al mar de las especies incidentales, etc.

Por ello, no es casual que la Certificadora Seafood Wath haya sacado de la calificación verde o amarilla «Mejores opciones o Buenas alternativas» a nuestro país y, pasado a color ROJO al langostino argentino, recomendando a los consumidores: «No compre, están sobreexplotados o capturados de manera que dañan a otras especies marinas o al medio ambiente»; es decir, la peor calificación posible a la administración nacional pesquera, conducida por el CFP presidido por el Subsecretario de Pesca Juan Bosh, por considerar insustentable la explotación del langostino que, en la Argentina representa 1,2 miles de millones de dólares/año de sus exportaciones, además que ello significa calificar también negativamente a la explotación de merluza, que es una pesca incidental del langostino. En suma, una dura crítica al manejo del administrador de todo el ecosistema.

A todo ello, agrega la certificadora, que la administración «sólo a veces sigue el consejo científico y hay una falta de políticas de largo plazo, falta de experiencia en temas de gestión, y una fuerte influencia de la política o economía sobre decisiones técnicas», cuestión, que los científicos ya dejaron en claro: «la evolución no se explica solo como el resultado de la estrategia actual»

En las futuras entregas nos referiremos a cómo esta Res. CFP 7/2018 no ataca la cuestión de fondo y sigue sin resolver la cuestión de la pesca incidental de la merluza en las capturas de Langostino, cuestión, muy cara para la industria de Mar del Plata, porque de ella depende la ocupación de mano de obra, del mismo modo, que las empresas pesqueras marplatenses procesen el langostino en tierra.   

Dr. César Augusto Lerena

Experto en Atlántico Sur y Pesca

ex Secretario de Estado

Enero 2019

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