Celedonia Wich, era una española de origen suizo que, junto a quién sería su marido, don Cristóbal Salvañach, se radican en 1781 y 1786, respectivamente, en el puerto de Montevideo, para ese entonces una pequeña aldea. Allí participan activamente de la vida social y política de la ciudad, que controla sucesivamente España, Portugal, Inglaterra, el Directorio de Buenos Aires, las fuerzas orientales, el Reino de Portugal, Brasil y Algarve y, finalmente, antes de la independencia del Uruguay, el Reino de Brasil, circunstancia, que hace muy difícil la vida en Montevideo.
Hacia finales del siglo, Salvañach construye una destacada casona, en la que se desarrollan importantes acontecimientos y, desde aquí este catalán se transforma en un notorio miembro del patriciado urbano, un enriquecido terrateniente, comerciante, industrial, naviero “con patente de corso”, alférez real, tres veces alcalde de primer voto y Gobernador de Montevideo; miembro de la plana mayor de Liniers y uno de los principales hombres de la Reconquista de Buenos Aires en las invasiones inglesas de 1806 y de la defensa de Montevideo de 1807.
La historia de los Salvañach alcanza al comercio, la industrial saladeril, la explotación agropecuaria, las exportaciones e importaciones, la política y las luchas de poder y, atraviesa las acciones de Artigas, Oribe, Lavalleja, Rivera y otros destacados personajes de la Banda Oriental, luego República.
Su riqueza y participación en la vida pública y el manejo de uno de los negocios más prósperos de la época -el tráfico de negros- provocan celos en algunos competidores y destacados pro-portugueses de la época y, el exilio de Salvañach en Río de Janeiro en 1815 y su posterior muerte, genera una miserable persecución y una trama para quedarse con sus bienes y negocios, que su viuda Celedonia, administraba exitósamente. Esta gran matrona, fue una de las ocho mujeres que exportaban cueros desde 1804 y apoyaba política y militarmente a su marido, destacándose junto con un importante número de mujeres que sostenían los hogares y el comercio en tiempos de sitios, guerras e invasiones. Administrando su comercio, es asesinada en 1821 por dos de sus esclavas -incentivadas por el movimiento libertario que cruzaba el continente- que son condenadas a la horca en un juicio hipócrita que se ocupa de tapar las verdaderas razones del crimen; cuyo conocimiento, hubiera provocado una rebelión general de esclavos.
La obra esclarece los motivos del asesinato y describe particularidades de la esclavitud y el tráfico de negros y -transversalmente- detalla aspectos relativos a la construcción, la arquitectura y obras de defensa de la ciudad, el mobiliario, la indumentaria, las costumbres sociales de los principales e inferiores y, los hábitos culturales y religiosos de la época.
Una historia novelada que intenta dar certezas sobre los hechos acaecidos en este rico período de la historia de Uruguay y, relativos al crimen de Celedonia Wich de Salvañach y las motivaciones de las esclavas Mariquita y Encarnación, rescatándolas de la ignominia de otros autores.